DPAS
LIVE REVIEWS
Deep
Purple
Luna Park Stadium, Buenos Aires, Argentina. March 24th
2006
La
puntualidad inglesa hizo coincidir ticket y horario de salida del grupo:
las 21 horas, mientras una lluvia corría a los últimos
que ingresaban a un Luna Park agotado en su capacidad. El comienzo de
Deep Purple con Pictures of Home, de su placa insignia Machine Head,
dejaba ver que esta nueva visita —su sexta a la Argentina— tendría
sabor a show clásico.
Sería "su" revancha en este recinto cuando en setiembre de 2000
tocaron junto a la Sinfónica de Buenos Aires interpretando Concierto
para grupo y orquesta, pieza creada por el tecladista Jon Lord,
uno de los fundadores del grupo, y reemplazado en forma permanente desde
2003 por Don Airey. En esa ocasión los largos pasajes sinfónicos
opacaron el concierto. Pero esta vez reinaría el rock duro, el
riff machacante y aquellos viejos temas.
El
pegadizo y arrastrado Wrong Man, de su nuevo álbum Rapture
of the deep, mostró que el combo "juventud/público/experiencia/banda"
funcionaría tema tras tema a lo largo de las dos horas de show.
Y no sólo los clásicos moverían más de una
cabeza, el tema homónimo de la flamante placa creaba una atmósfera
cautivante al ritmo de melodías en clave árabe que luego
se aplacaría por el efecto del también reciente Before
time began.
Un excelente sonido acompañó toda la noche al grupo con
un Gillan que, a pesar de tener 61 años, mantiene una voz inalterable
al tiempo y sus movimientos sobre el escenario (pocos pero buenos) dejan
ver a un auténtico frontman que sabe como hacer su trabajo.
El chasquido de los dedos para llevar el ritmo —una de sus firmas— se
vieron en Mary Long que abrió la bisagra del show: el
solo de Steve Morse, quien continuó la senda dejada por dos monstruos
de la guitarra: Ritchie Blackmore y Joe Satriani.
Los primeros punteos del seis cuerdas nacido en Ohio, Estados Unidos,
despabiló las neuronas al desgranar pasajes de temas tan disímiles
como Back in Black de AC/DC, hasta llegar a casi una completa
interpretación de, quizás, la mejor canción que
gestó el género duro: Stairway to heaven de los
legendarios Led Zeppelin. Mientras esto ocurría Gillan observaba
desde la base de la tarima de la batería, pandereta en mano,
algo ausente a una escena tan melancólica donde la banda púrpura
reunía en diez minutos a algunos de los principales exponentes
de la incipiente escena pesada de los años 70.
Luego de la ovación hacia Morse asomó Lazy y llegó
otro momento emotivo cuando Airey (ex Raibow, Black Sabbath y Whitesnake,
entre otros) se despachó con una inesperada versión de
Adios Nonino, de Astor Piazzolla. El público rugió
entonces y calentó sus gargantas para el primer cross a la mandíbula
en el Luna. Sonaba la intro del teclado de Perfect Strangers,
el corte más popular de la segunda era de la banda que, tras
un parate entre 1976 y 1984, regresaba con nuevos bríos. En esta
canción el despliegue vocal de Gillan no fue el mejor pero el
público coreó el tema de principio a fin.
Kiss tomorrow goodbye no era un adiós para el cantante
sino una bienvenida a "estas hermosas estrellas de Buenos Aires". Después,
arrancó la zaga de las tres últimas gemas púrpuras
antes de los bises, primero con Space truckin, un verdadero mazaso
estelar, luego la enérgica Highway Star con la velocidad
automovilística que Gillan imprime en cada uno de sus agudos
mientras el bajista Roger Glover —con su eterno pañuelo en la
cabeza— y Morse se animaban a un headbanging simultáneo tras
cada corte del tema.
Para
cerrar con la "trilogía Machine Head" con un clima ensordecedor
en el recinto, el humo sobre el escenario y un cono de luz blanco sobre
Morse presagiaban "el tema". Los primeros acordes inconfundibles de
Smoke on the water hicieron temblar las instalaciones del Luna
Park y Gillan no desentonó frente a su público que coreó
el eterno estribillo varias veces.
Un final sin respiro hasta los bises con Hush —de su primer disco
Shades of Deep Purple (1968)— desempolvado para delicia de los
viejos fans, con el baterista Ian Paice, único miembro original
de la primera formación, con un solo de batería apoyando
el codo sobre uno de los parches y repiqueteando el redoblante con un
imperceptible movimiento de su mano izquierda.
El remate de la velada fue Black Night (Noche negra): vaya coincidencia,
el show era un 24 de marzo. ¿Si faltaron clásicos? Puede ser,
Child in time, Woman from Tokio o Fireball. Pero
quién le quita la sonrisa a ese chico de 15 años que dice
entusiasmado: "Estuve siempre adelante. Fue re-grosso". Quizás
tendrá más Purple en el futuro. ¿O no hay seis sin siete
en este largo sueño de una noche púrpura?La puntualidad
inglesa hizo coincidir ticket y horario de salida del grupo: las 21
horas, mientras una lluvia corría a los últimos que ingresaban
a un Luna Park agotado en su capacidad. El comienzo de Deep Purple con
Pictures of Home, de su placa insignia Machine Head, dejaba
ver que esta nueva visita —su sexta a la Argentina— tendría sabor
a show clásico.
Sería "su" revancha en este recinto cuando en setiembre de 2000
tocaron junto a la Sinfónica de Buenos Aires interpretando Concierto
para grupo y orquesta, pieza creada por el tecladista Jon Lord,
uno de los fundadores del grupo, y reemplazado en forma permanente desde
2003 por Don Airey. En esa ocasión los largos pasajes sinfónicos
opacaron el concierto. Pero esta vez reinaría el rock duro, el
riff machacante y aquellos viejos temas.
El pegadizo y arrastrado Wrong Man, de su nuevo álbum
Rapture of the deep, mostró que el combo "juventud/público/experiencia/banda"
funcionaría tema tras tema a lo largo de las dos horas de show.
Y no sólo los clásicos moverían más de una
cabeza, el tema homónimo de la flamante placa creaba una atmósfera
cautivante al ritmo de melodías en clave árabe que luego
se aplacaría por el efecto del también reciente Before
time began.
Un excelente sonido acompañó toda la noche al grupo con
un Gillan que, a pesar de tener 61 años, mantiene una voz inalterable
al tiempo y sus movimientos sobre el escenario (pocos pero buenos) dejan
ver a un auténtico frontman que sabe como hacer su trabajo.
El chasquido de los dedos para llevar el ritmo —una de sus firmas— se
vieron en Mary Long que abrió la bisagra del show: el
solo de Steve Morse, quien continuó la senda dejada por dos monstruos
de la guitarra: Ritchie Blackmore y Joe Satriani.
Los primeros punteos del seis cuerdas nacido en Ohio, Estados Unidos,
despabiló las neuronas al desgranar pasajes de temas tan disímiles
como Back in Black de AC/DC, hasta llegar a casi una completa
interpretación de, quizás, la mejor canción que
gestó el género duro: Stairway to heaven de los
legendarios Led Zeppelin. Mientras esto ocurría Gillan observaba
desde la base de la tarima de la batería, pandereta en mano,
algo ausente a una escena tan melancólica donde la banda púrpura
reunía en diez minutos a algunos de los principales exponentes
de la incipiente escena pesada de los años 70.
Luego de la ovación hacia Morse asomó Lazy y llegó
otro momento emotivo cuando Airey (ex Raibow, Black Sabbath y Whitesnake,
entre otros) se despachó con una inesperada versión de
Adios Nonino, de Astor Piazzolla. El público rugió
entonces y calentó sus gargantas para el primer cross a la mandíbula
en el Luna. Sonaba la intro del teclado de Perfect Strangers,
el corte más popular de la segunda era de la banda que, tras
un parate entre 1976 y 1984, regresaba con nuevos bríos. En esta
canción el despliegue vocal de Gillan no fue el mejor pero el
público coreó el tema de principio a fin.
Kiss
tomorrow goodbye no era un adiós para el cantante sino una
bienvenida a "estas hermosas estrellas de Buenos Aires". Después,
arrancó la zaga de las tres últimas gemas púrpuras
antes de los bises, primero con Space truckin, un verdadero mazaso
estelar, luego la enérgica Highway Star con la velocidad
automovilística que Gillan imprime en cada uno de sus agudos
mientras el bajista Roger Glover —con su eterno pañuelo en la
cabeza— y Morse se animaban a un headbanging simultáneo tras
cada corte del tema.
Para cerrar con la "trilogía Machine Head" con un clima
ensordecedor en el recinto, el humo sobre el escenario y un cono de
luz blanco sobre Morse presagiaban "el tema". Los primeros acordes inconfundibles
de Smoke on the water hicieron temblar las instalaciones del
Luna Park y Gillan no desentonó frente a su público que
coreó el eterno estribillo varias veces.
Un final sin respiro hasta los bises con Hush —de su primer disco
Shades of Deep Purple (1968)— desempolvado para delicia de los
viejos fans, con el baterista Ian Paice, único miembro original
de la primera formación, con un solo de batería apoyando
el codo sobre uno de los parches y repiqueteando el redoblante con un
imperceptible movimiento de su mano izquierda.
El remate de la velada fue Black Night (Noche negra): vaya coincidencia,
el show era un 24 de marzo. ¿Si faltaron clásicos? Puede ser,
Child in time, Woman from Tokio o Fireball. Pero
quién le quita la sonrisa a ese chico de 15 años que dice
entusiasmado: " hemos pasado una noche hermosa con mis amigos
" con Freddy y Gustavo (Victor Martins).
photos:
Gustavo C. Rodriguez
The
set-list (by "DeepRainbow"): 1. Pictures Of Home / 2.
Things I Never Said 3. / Wrong Man / 4. Vavoom:Ted The Mechanic / 5.
Living Wreck / 6. Rapture Of The Deep / 7. Before Time Began / 8. Mary
Long / 9. Contact Lost / 10. Steve Morse Solo / 11. Well Dressed Guitar
/ 12. Lazy / 13. Don Airey Solo / 14. Perfect Strangers / 15. Junkyard
Blues / 16. Space Truckin' / 17. Highway Star / 18. Smoke On The Water
/ 19. Hush / 20. Roger Glover solo ~ Black Night.
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